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Ensayo de la buena memoria

Ensayo de la buena memoria                           

“Todo está guardado en la memoria,                            

                               sueño de la vida y de la historia”

                                                                                    León Gieco

 Escuela Técnica Nº 4-011 Daniel Manzotti

Con el brillo de los Grimoldi

Mi práctica docente comenzó la noche anterior al día señalado. Dando vueltas en la almohada, pensaba en el desarrollo de la clase al igual que un jugador de fútbol intuye los escenarios posibles para el trascendental encuentro. Situaciones que nunca sucederán, caras diferentes a las imaginadas, conductas propias que no estaban programadas. En definitiva, uno y el universo. Lo cierto es que la incertidumbre y el andar tembloroso se inició antes, cuando preparé la ropa y lustré los zapatos. Esto me remontó a mi primer día de clases cuando mi “vieja” me enseñaba a lustrar los Grimoldi, un bien suntuoso por entonces. En otro momento contaré el traspaso de la pomada Cobra a la elemental saliva.  No me pregunten la fecha pero me parece que era la época del Huracán del “flaco” Menotti. Siempre mido los tiempos históricos y personales a través del fútbol, nada de antes y después de Cristo. Por ejemplo, sé que la Revolución Francesa sucedió 196 años antes del Ríver dirigido por Labruna.Era la primera vez que me quedaba solo en un lugar y sólo me acompañaba el brillo de los Grimoldi. Eso me hacía un niño distinto y distinguido pero a la vez sentía un miedo interior insoslayable.   Ahora, a pesar de mi vasta experiencia docente, tenía la misma sensación en mi primer día de práctica (o de observación de clases). Llegué a “la Manzotti”, como le decimos con mi compañera de prácticas la lic. cuasi prof. Analía Durán, 20 minutos antes que tocara el timbre. Estaba solo en los alrededores y me dio ganas de fumar o hacerme la “sin cola” con los pibes.    “La Manzotti” está situada en la calle Vuelta de Obligado  que es como un afluente de Perú y culmina en Virgen del Carmen de Cuyo, una de las laterales del edificio central de la Policía de Mendoza (no haré comentarios imprudentes). La calle tiene forma de L invertida. En una cuadra está la entrada al colegio y en la otra un vecindario que me recuerda al de las series policiales inglesas. En frente existe un cuadrado parquizado con austeridad y una oficina pública con cartel inadvertido.  A metros se encuentran el Parque Cívico y la Escuela de Comercio Martín Zapata. Pero, a lo mejor por el perfil educativo o la condición social, es curiosa la relación de indiferencia entre el alumnado. No figuran peleas callejeras ni romances intercolegiales en la historia oficial.      Como señalé en otro texto, el interior del edifico es similar en su construcción al que mostraba el caso de la materia Instituciones Educativas. Pero los cuidados son más intensivos. En un futuro próximo el colegio se trasladará a su propio establecimiento en el barrio Cementista II de Las Heras.  Luego de compartir unos minutos en la sala de profesores, nuestro tutor, el profesor Camilo Ocaña, nos presentó al director y otras autoridades que después olvidaría. El director fue muy afable durante todo el tiempo de las prácticas, sonriente y formal como las publicidades de Glostora. Parecía sacar pecho porque un alumno del último ciclo fue premiado en una Feria Nacional de Ciencias. Ese hombre, que luego vi en un programa de TV por ese tema, nos abrió las puertas con generosidad. Sólo preguntó en qué curso y que asignatura íbamos a enseñar. La vaga sensación que tuvimos es que era un lugar donde entraba y salía gente (profesores). Quizás la propia estructura del edificio ayudaba a la fragmentación. Lugares donde ocurrían historias diferentes sin un estilo institucional, por así decirlo.  Fuimos al aula que queda entre la dirección y la sala de profesores. La preceptora saludó a los chicos de 9º 1ª y el profesor Ocaña nos presentó. Explicó que observaríamos un par de clases para luego iniciar las prácticas. El eterno retorno estaba consumado.       

Pequeñas anécdotas sobre las instituciones

Este colegio contempla EGB 3 y Polimodal en la modalidad de producción de bienes y servicios, con orientación técnica electrónica con especialidad telecomunicaciones. Los chicos se reciben de técnicos en electrónica y telecomunicaciones. En su mayoría, provienen de sectores medios bajos, familias obreras o desocupados temporales. Cabe aclarar que en el turno mañana cursan sólo varones aunque nuestro tutor nos señaló que a la tarde es mixto.  En el Proyecto Educativo Institucional se propone una intervención socio-psicopedagógica donde se supere el modelo asistencialista por uno integrativo. Este modelo no sólo incluye al sujeto del aprendizaje sino a su familia, los docentes y la comunidad donde se inserta el alumno. A esto se suma una mirada desde la diversidad con el rechazo de la concepción de “alumnos especiales”. Otro aspecto que se destaca, entre otros, es la orientación a padres y el proyecto de orientación laboral.  Podría tratarse de un proyecto y un plan de acción más de todos los que se diseñan en los colegios de la provincia. Lo cierto que existen algunos datos reveladores. De allí, dos estudiantes hipoacúsicos fueron los primeros egresados de una escuela técnica, en el 2005. También un alumno fue premiado en la Feria Nacional de Ciencia y Tecnología 2007. Podría hablarse de casos aislados y hasta azarosos. Pero me gustaría compartir algunos detalles, propios de la observación, que a veces son más significativos que las estadísticas. Me sorprendió que muchos chicos llegaron al colegio en compañía de sus padres. Es sabido que los adolescentes se muestran reticentes a ciertos patrones de comportamiento que impone la familia y en esta etapa tienden a distanciarse.      Otra “corazonada” fue observar que los chicos estaban en la escuela por una necesidad de progreso social. No por una fascinación por el conocimiento. Si bien es cierto que su nivel socio-cultural no era el que suele admitir el “universo ilustrado” y las academias se desempeñaron en las tareas con la responsabilidad de aquel que tiene que pelearle a la vida. No son chicos que en el futuro ingresen a la universidad. Piensan terminar ese trayecto y desempeñarse en algún taller en forma independiente o en alguna empresa.Siempre me pareció que el pragmatismo de las escuelas técnicas ofrece al alumno el sentido de la educación con mayor simpleza. Claro es la modalidad del sistema educativo que mejor se adapta al sistema económico-productivo. En las otras modalidades la idea de ciudadanía o de sujeto bien pensante y socialmente comprometido es para el adolescente una entelequia. Respecto al espacio curricular Comunicación en EGB 3 se imparte los jueves de 8 a 9.10. No pude averiguar si está en el Proyecto Curricular Institucional pero desde luego que tiene una incidencia mínima dentro de la currícula. En Polimodal existe una mayor carga horaria (4 horas semanales) y el espacio se orienta hacia la Comunicación Institucional.

Mis primeras observaciones     

El primer registro de grupo que hicimos con mi compañera fue la clase de Comunicación a cargo del profesor Camilo Ocaña. Camilo, que ahora era mi tutor, años atrás se lo conocía como aquel con el que perdíamos en cualquier concurso. Algo así como el primer profesor de Comunicación. Meses atrás, a pedido de la profesora de Didáctica registramos una clase en la Universidad. Con poca experiencia nuestro registro destruyó a la docente y el grupo. Somos comunicadores y muchas veces nos creemos fiscales del universo. Esta vez tenía enfrente al responsable de mis prácticas y a un pionero para los comunicadores. Inmediatamente nos pidió que hiciéramos el registro sin condicionamientos. Como al comienzo de este relato, también iba con una idea previa de lo que sucedería. Una clase magistral, con numerosa bibliografía para que los alumnos consulten y una escucha pasiva con breves comentarios. En realidad nada de lo que pensaba ocurrió. El primer aspecto que destaqué en esta clase, imprescindible para la docencia, fue la paciencia. Paciencia para esperar que hicieran silencio, fueron 15 minutos donde no hubo un sólo llamado de atención. Como un efecto dominó de a poco todo el mundo fue compenetrándose en el tema de la clase. Eso de generar respeto por el conocimiento más que por la autoridad.Paciencia para no descalificar los primeros comentarios que hacían los alumnos sobre la publicidad. Paciencia para marcar otro enfoque o proponer otro modo de interpretar esta temática.    Relacionado con este punto hubo un respeto de los conocimientos previos que la mayoría de los docentes sólo lo desarrollamos en el papel de las planificaciones. Esto es vital en Comunicación ya que los chicos consumen, analizan, resignifican los mensajes mediáticos. Desde luego que el docente brinda otra mirada con el microscopio de su ciencia pero quien va a reconocer la importancia de la comunicación en sus prácticas sociales es el alumno. Entonces todo conocimiento que se construya o comparta en clase debe partir de la realidad del alumno. Los recursos didácticos como diapositivas,  la distribución de publicidades en revistas para que el alumno las manipule y analice, el pizarrón y la tiza fueron utilizados con sentido dinámico. Una simple palabra escrita en la pizarra era fundamental en la construcción del relato. No hablo de una clase ideal ni modelo. Nada de eso sucedió. Porque no existe ni el alumno ni el profesor ideal. Incluso desde otro enfoque alguien podría descalificar esta clase porque el aparente caos y desorden conspiraba. Lo cierto es que en esta observación aprendí que armonizar diferentes realidades socio-culturales se logra con paciencia en el proceso de enseñanza-aprendizaje, respeto por la diversidad cultural, promoción del diálogo y el debate antes que el mensaje irrefutable y mesiánico.La otra observación fue el espacio curricular Historia a cargo del profesor Norberto García. Lamentablemente, ese día hubo un examen y no pudimos hacer un registro más profundo del grupo. Comprobamos que se trataba de un examen tradicional con preguntas y respuestas. En este caso los alumnos respondían más por la autoridad del docente y la presión de la evaluación. Eso es lo que se registró en el comportamiento del grupo. No pudimos sacar conclusiones muy profundas pero fue evidente el contraste con la clase anterior.    El curso parecía dividirse entre los que se sentaban adelante y los de atrás. Esto es habitual y muchos docentes prejuzgamos quien participa o no en la clase a partir de esto. Lo cierto es que en ese sentido el grupo fue homogéneo. Si bien los de adelante iniciaban debates o propiciaban el diálogo, el resto también se adaptaba a partir de sus tiempos y cuando sentían que los temas los involucraban.    

 El espejo de mis prácticas

Después de observar los contenidos del programa sentimos con Analía cierta perplejidad. Por una parte, era fácil de obtener en cualquier libro de comunicación o en la web. Hago esta aclaración porque muchas veces los NAP plantean contenidos que no cuentan con el apoyo bibliográfico necesario. Las editoriales no configuran sus manuales, al menos en Comunicación, siguiendo la propuesta curricular del Ministerio de Educación Nacional o Provincial.     Por otra parte, esos contenidos causaban una sensación extraña. Eran familiares para los alumnos pero desconocidos en su esencia y origen. Me refiero a la Historia del diario, la radio y la televisión. Aquello que parecía tan elemental se nos transformaba en un material de museo a la hora de trasvasarlo al aula. Uno de los procedimientos que evaluamos era comparar los comienzos y la actualidad con escuchas o manipulación de periódicos. Después consideramos que iba a ser un mero artificio que serviría para que el tiempo transcurra sin generar un aprendizaje significativo. O al menos precisábamos más tiempo.  Por eso, analizamos qué nos proponíamos con estos contenidos. Sin duda descartamos toda aplicación memorista respecto a la historia de los medios. Me refiero al revoltijo de fechas y personajes como nos enseñaban la historia en nuestro tiempo de estudiantes. Llegamos a definir algunos ejes, a partir de la historia de los medios, como: la responsabilidad y los riesgos de la profesión periodística, las transformaciones tecnológicas y el valor de la información en las sociedades a través del tiempo. El “éxito” de nuestra tarea no consistía en que los alumnos se apropien del contenido, mejor todavía. La idea era cómo el enfoque de ese contenido problematizaba la concepción que los alumnos tenían respecto a los medios y la actividad periodística. Ya no era un entretenimiento. La historia señalaba que muchos habían perdido la vida por decir la verdad. También que la sociedad necesitaba cada vez más de esos medios para ser más libre. Con respecto a la televisión pensamos que se podía promover el debate y tener una mayor proximidad con el conocimiento. De allí que planteamos diferentes núcleos temáticos referidos al consumo y al tratamiento de los mensajes en ese medio. Cada núcleo incluía un cuestionario que guiaba el debate e íbamos colocando en el pizarrón las distintas opiniones. Nuevamente, si nos aferramos a la lógica del conocimiento que debe ser absorbido como una esponja volvimos a fracasar. Nuestra mirada se enfocaba en que los chicos discutieran y reflexionaran sobre su cotidianeidad. Algo increíble. La escuela ofrece un catálogo de saberes científicos pero jamás habla de sus vidas. El debate fue desordenado, con peleas, retruques y desaprobaciones del otro. ¿Esos chicos habían debatido alguna vez en la escuela técnica? Evidentemente no. Recibían saberes validados e indiscutibles que los formarían como hombres. Un mundo que siempre fue así. Por primera vez, le permitíamos cuestionar lo que se decía en el aula. Sabíamos que después que terminase nuestra práctica todo volvería a estar como siempre. O no.

 Instituto Superior Fabián Calle                                               

La sed de los peces

Esta vez continuaban las prácticas con la opción entre Polimodal o Nivel Superior. Elegimos el nivel terciario en una entidad que conozco desde hace un año y medio: el Instituto Superior Fabián Calle. Sabía que tenía una rectora que simpatizaría con la idea de desarrollar las prácticas ya que la organización siempre estuvo abierta para realizar todo tipo de actividades relacionadas con la comunicación y la cultura. También había mejorado el espacio curricular Redacción periodística con mayor bibliografía, con contenidos procedimentales que lo enriquecían. Además, con el curso (2º año de la carrera de Periodismo) llevábamos un cuatrimestre de trabajo. Conocía como participaba el grupo, cuales eran sus virtudes y falencias. Como dicen los pibes “había buena química”. También debía pensar en mi compañera de prácticas que no tuvo experiencia en los medios gráficos y eso era un pequeño obstáculo. Incluso porque estas prácticas aceleraban o detenían los tiempos reales de la materia ya sea por la adaptación de mi compañera, lo que necesitaba observar el tutor o bien por lo que yo debía demostrar.Igual me sentía como pez en el agua. El periodismo es algo que provoca dolor y placer al mismo tiempo. Por aquello que decía Roberto Arlt de que los libros vuelven a las personas infelices. La verdad es lo más intranquila diría Spinetta. Para aquellos que empezábamos a conocer las costuras de la realidad, la vida ya no sostenía un instante de inocencia ni una emoción primera.          Pero esta tarea también guarda una ilusión. La de formar periodistas que sean mejor de lo que quisimos ser. Entregar el mapa de ruta, qué badenes esquivar, que atajos tomar, cuando realizar los controles de alcoholemia. Destruir los mitos y la vanidad de la profesión pero nunca el sueño. Para alguien que transitó por los medios gráficos, desconfíando de las líneas editoriales, siente que renace el fuego sagrado del periodismo a través de esta cátedra. Esta profesión que deseaba en la niñez cuando leía suplementos y revistas deportivas o en la adolescencia cuando me identificaba con la revista Humor.   Más allá de las dificultades institucionales o de cierta desidia, también debo reconocer que trabajar en un ámbito específico de la profesión me estimula. Encontrarme con colegas que fueron compañeros de Facultad u otros que reconocía por su tarea en el medio era un placer. Sucede pocas veces en el ámbito laboral.   

 El laberinto de lo institucional

Esta institución privada y autónoma de educación promueve Técnicos en Comunicación Social con orientación en Periodismo y Publicidad. Luego los alumnos pueden terminar la licenciatura a partir de un convenio de articulación efectuado con la Universidad de Congreso.  Cuando llegué a la institución estaba ubicada en Montevideo y 9 de julio de Ciudad, frente a Plaza España. Una casa antigua donde tenía a cargo un pequeño grupo de 6 alumnos. Pese a la posibilidad de enseñanza personalizada la experiencia no fue buena. Conspiraron los errores que se cometen al comienzo de una materia y el clima institucional que luego describiré. Allá por el 2003, el Instituto ocupaba el espacio dejado por la Escuela de Comunicación Mónica Herrera. Es decir, quedaba con parte de su alumnado e iba sumando nuevas camadas. Una organización nueva tiene su problemática y eso afecta en la tarea docente.     El 2007 fue mi segundo año en la entidad. Se produjo la inauguración del actual edificio, situado en Patricias Mendocinas 605 de ciudad. La mejora evidente en el establecimiento de dos plantas, la creación de un turno vespertino, convenios con Éter (la escuela de radio de Eduardo Aliverti), el lanzamiento a fin de año de la revista La Calle y la radio por internet denominada La Virtual dio nuevos aires. Sin lugar a dudas que realizar mis prácticas era una ventaja. Pero también debía trabajar sobre aquellas debilidades advertidas. La institución impulsa un espacio de “libertad excesiva” que muchas veces desvirtúa el proyecto de formar profesionales críticos, independientes, con capacidad de desenvolverse en el mercado periodísticoEsto fue causa de algunas reuniones entre docentes y las autoridades donde se propusieron cambios. Por un lado, aparece una institución llena de proyectos, de ser una alternativa para el medio y, por otro, existe momentos de apatía por parte del alumnado. A lo mejor, una de las causas ha sido no ver el sentido de lo que se proponía. Hasta fin de año no existía la revista, la radio virtual ni otros proyectos pensados en el corto plazo. Estos vaivenes pueden ser parte del crecimiento de una organización.  

Días de radio

A pesar de conocer a los integrantes del curso, observarlos en otro espacio curricular ofrecía otra perspectiva. La posibilidad de pensar en nuevas estrategias de enseñanza, ratificar otras o analizar porqué había algunos puntos débiles en mis clases. Para ello, presenciamos con mi compañera dos clases de Comunicación Radiofónica y Locución a cargo del profesor Alejandro Rotta. Conozco su trayectoria como reconocido periodista de radio y medios gráficos. Pero desconocía su modo de trabajar en ese espacio curricular.  La primera clase fue muy estimulante ya que se trabajó en el estudio de radio. Aunque los alumnos ya nos conocían el profesor explicó cuál era nuestro objetivo en ese momento. La observación implicaba tener en cuenta un espacio diferente y el uso concreto de la tecnología que predispuso a los alumnos de otra forma. Para ellos, la idea de taller rompía con el saber hermético propio de la academia.  El docente señaló la vigencia de la radio a pesar del crecimiento paralelo de otros medios de comunicación a través de su historia. La necesidad de poblaciones marginales sin acceso a las diferentes tecnologías o la transmisión a través de internet también dislocó la concepción de la radio como medio de comunicación.  Ante esta explosión de medios hizo hincapié en la capacitación profesional y el conocimiento de las formas para diferenciarse dentro de la programación del dial.  Esto sirvió de marco para introducir  el tema: la planificación sonora previa al armado de un guión. La experiencia fue rica en diálogos y la posibilidad de concebir el error como una forma de aprendizaje en forma inmediata. Hubo un aprendizaje significativo por parte de los alumnos que ya tenían conocimientos previos como oyentes de ese medio.     La propuesta consistía en la escucha de diferentes textos o materiales radiofónicos (informativos, narrativos, persuasivos) para reconocer planos radiofónicos, características de la locución, la utilización del tiempo y la música seleccionada. También el docente indicaba que técnica se utilizó para el montaje radiofónico de cada uno de los materiales. Luego se trabajó en la construcción de un guión radiofónico teniendo en cuenta los elementos que deben estar presentes. Así se adaptaron cuentos de autores argentinos como Alejandro Dolina, Roberto Fontanarrosa y Julio Cortázar.   La clase fue placentera para los alumnos y para nosotros. Significó la participación de todos, la posibilidad de crear y transmitir emociones a través de un texto, una consola de sonido pero, principalmente; mediante la voz. La segunda clase se dividió en dos partes. La primera con la lectura y corrección de los guiones para su posterior locución y grabación en off. La segunda parte consistió en el manejo de uno de los editores más característicos. Esto permitió a los alumnos reconocer la importancia del aspecto técnico, el uso adecuado de la voz y las formas como posibilidad de hacer agradable un texto complejo. En las clases se trabajó con indicaciones grupales y, luego,  en forma personalizada. Finalmente, hubo escucha y análisis de los materiales para sacar conclusiones y reforzar el aprendizaje.              

 Practicar con demasiado ego

El momento de las prácticas me encontró sereno pero con un desdoblamiento de personalidad. ¿Era el profesor o el practicante? ¿Y mis alumnos que creerían? Decidí adoptar las dos posiciones por recomendaciones terapéuticas. También debía sostener el ritmo del espacio curricular Redacción Periodística pero dejando un margen de libertad para cuando fuera el turno de mi compañera.  En realidad, lo único que me preocupaba era la asistencia o la llegada a término por parte de los alumnos como se desprende del comentario institucional. Después conocía el grado de participación e interés que habían mostrado durante el año. La asignatura tiene una característica que la define y que es la simulación permanente de la realidad. El alumno produce notas referidas a hechos probables o sobre noticias que se produjeron. La idea es exponerlo a posibles situaciones que se viven en la profesión, con consulta de distinto tipo de fuentes informativas y con la redacción en los tiempos que demanda un diario. También se trabaja en la lectura y análisis de artículos periodístico y en la transformación de textos literarios en géneros periodísticos como la crónica o la noticia. Por ejemplo con “Relato de un náufrago” o “Crónica de una muerte anunciada” de Gabriel García Márquez.   En estas prácticas los temas que yo debía abordar eran: La Nota y los Sumarios de la Nota. Luego se agregaría La Entrevista cuya última parte sería dictada por Analía. Más allá del aspecto teórico-práctico que implicaba cada clase, los conocimientos luego serían aplicados a la Resolución de Caso que debían cumplir los alumnos. La institución propone, en forma obligatoria, este tipo de prácticas para el final de cada cuatrimestre independientemente de la currícula. El tema era “Los credos religiosos en Mendoza” y debía ser presentado para un suplemento de diario o revista (con la redacción de la información en distintos géneros periodísticos) y en formato de informe radial.   Otro punto, es que en el primer cuatrimestre tuvimos un anticipo del momento de la entrevista y la redacción de declaraciones. Simulamos una conferencia en Casa de Gobierno donde interpretaba el papel del gobernador respondiendo a una agenda de temas preparada por los alumnos. Después, redactaban y transformaban  esas declaraciones en noticia del día de acuerdo al enfoque periodístico personal. Las clases tienen como mecánica una introducción del tema. Luego los alumnos abren su correo electrónico para leer el material y, al mismo tiempo, escuchar mis explicaciones. Esto facilita la concentración y el diálogo con los alumnos que ya tienen el material en sus manos. A veces se intercala con la lectura en semicírculo de notas en diarios o revistas. Finalmente, se procede a la redacción de ejercicios dados en forma oral o enviados por correo. Habitualmente se trabaja con fuentes de internet por cuestión de tiempo. En otros momentos tienen que salir a la calle a buscar la información. Luego de la producción de texto, entre todos leemos los trabajos individuales y hacemos las observaciones pertinentes. Esto me ayuda a efectuar correcciones que no se me ocurren o pasan de largo por la tensión de tener que conducir un grupo. Además, crece la autoestima de los alumnos que entiende que su palabra está autorizada para hablar del tema.  Volviendo a mis prácticas, en alguna clase debí modificar la mecánica habitual comentada. Sucede que para un tutor se complica observar la hora y media donde los alumnos redactan y el profesor intercala con correcciones. Por este motivo, en parte, se optó por la clase magistral. El grupo cumplió con las condiciones de trabajo planteando dudas y analizando situaciones, tanto en mi experiencia como en la de mi compañera. Ella respondió con solvencia las distintos tipos de consultas. Por otra parte, no pude olvidar mi posición docente y, para bien o para mal, intervine en las prácticas de mi compañera para agregar experiencias o conceptos que uno conoce del ejercicio de la profesión periodística.   Considero que esta experiencia fue placentera desde el momento que todos los actores involucrados respondieron de acuerdo a mis expectativas: autoridades, alumnos, compañera de prácticas y tutor. Si uno disfruta lo que hace lo transmite más allá de tener que emplear las estrategias de enseñanza-aprendizaje adecuadas. En la docencia, al igual que en el periodismo, todo empieza por la credibilidad.  

1 comentario

Camilo ocaña -

Gustavo: la descripción de tus prácticas docentes no dejan lugar a dudas de que sos un tipo que no solo ama el peridismo sino que, además lo conoce y muy bien. Pude sentir toda esa pasión por la profesión en la clases que observé en el Instituto Fabián Calle y te puedo asegurar que tus estudiantes también. Fue un verdadero placer el haber podido compartir experiencias con vos y Analía y espero que los errores y aciertos que he cometido ( y que espero cometiendo) en las clases hayan sido útiles para reflexionar sobre nuestra tarea docente.

Nota:estioy de acuerdo con vos, no creo que esté bien pensar que puedan existir clases "ideales". Es más, me parece hasta peligroso pensar que pueda existir una clase ideal porqu implicaría pensar que existe un profesor "ideal", una persona a la que no se le pueda cuestionar nada,que nos se equivoca y que no tiene la necesidad permanete de revisar sus acciones.